jueves, 6 de noviembre de 2008

Discurso de Obama tras su elección presidencial

Presidente electo Barack Obama
Chicago (Illinois)
4 de noviembre de 2008

"Hola, Chicago:

Si todavía queda alguien que aún duda que Estados Unidos es un lugar donde todo es posible, quien todavía se pregunta si el sueño de nuestros fundadores sigue vivo en nuestros tiempos, quien todavía cuestiona la fuerza de nuestra democracia, esta noche es su respuesta.

Es la respuesta dada por las colas que se extendieron alrededor de escuelas e iglesias en un número como este país jamás ha visto, con personas que esperaron tres y cuatro horas, muchas de ellas por primera vez en sus vidas, porque creían que esta vez tenía que ser distinta, y que sus voces podían hacer la diferencia.

Es la respuesta dada por los jóvenes y los viejos, ricos y pobres, demócratas y republicanos, negros, blancos, hispanos, asiáticos, indígenas norteamericanos, homosexuales, heterosexuales, discapacitados o no discapacitados. Estadounidenses que transmitieron al mundo el mensaje de que nunca hemos sido simplemente un colectivo de individuos ni un colectivo de estados rojos y estados azules.

Somos, y siempre seremos, los Estados Unidos de América.

Es la respuesta que impulsó a aquellos que durante tanto tiempo han sido aconsejados a ser cínicos y temerosos y dudosos de lo que podemos lograr cuando ponemos las manos en el arco de la Historia para doblarlo una vez más hacia la esperanza de un día mejor.

Ha tardado tiempo en llegar, pero esta noche, debido a lo que hemos hecho en esta fecha, en estas elecciones, en este momento decisivo, el cambio ha llegado a Estados Unidos.

Esta noche, recibí una llamada extraordinariamente cortés del senador McCain.

El senador McCain luchó larga y duramente en esta campaña. Y ha luchado aún más larga y duramente por el país que ama. Ha aguantado sacrificios por Estados Unidos que la mayoría de nosotros no podemos ni imaginar. Todos nos hemos beneficiado del servicio prestado por este líder valiente y abnegado.

Le felicito, y felicito a la gobernadora Palin, por todo lo que han logrado. Y estoy deseando colaborar con ellos en los próximos meses para renovar la promesa de este país.

Quiero agradecer a mi socio en este viaje, un hombre que hizo campaña desde el corazón, y habló en nombre de los hombres y mujeres con quienes se crío en las calles de Scranton y con quienes viajaba en tren de vuelta a su casa en Delaware, el vicepresidente electo de Estados Unidos, Joe Biden.

Y no estaría aquí esta noche sin el respaldo infatigable de mi mejor amiga durante los últimos 16 años, el cimiento de nuestra familia, el amor de mi vida, la próxima primera dama del país, Michelle Obama.

Sasha y Malia, las quiero a las dos más de lo que pueden imaginar. Y se han ganado el nuevo cachorrito que nos acompañará a la Casa Blanca. Y aunque ya no está con nosotros, sé que mi abuela nos está viendo, junto con la familia que hizo de mí lo que soy. Los extraño esta noche. Sé que mi deuda para con ellos es incalculable.

A mi hermana Maya, mi hermana Alma, al resto de mis hermanos y hermanas, muchísimas gracias por todo el apoyo que me han dado. Estoy agradecido a todos ustedes.

Y al director de mi campaña, David Plouffe, el héroe no reconocido de esta campaña, quien construyó la campaña política, creo, en la historia de Estados Unidos.

A mi estrategia principal, David Axelrod, quien ha sido un socio mío a cada paso del camino.

Al mejor equipo de campaña que se ha compuesto en la historia de la política. Ustedes hicieron realidad esto, y estoy agradecido para siempre por lo que han sacrificado para lograrlo.

Pero sobre todo, nunca olvidará a quién pertenece realmente esta victoria. Les pertenece a ustedes. Les pertenece a ustedes.

Nunca fui el candidato con más posibilidades para este cargo. No comenzamos con mucho dinero ni con muchos avales. Nuestra campaña no fue ideada en los salones de Washington. Comenzó en los patios traseros de Des Moines y las salas de estar de Concord y los pórticos de las casas en Charleston. Fue elaborada por hombres y mujeres trabajadores que recurrieron a sus pequeños ahorros para dar cinco, o diez o veinte dólares a esta causa.


Adquirió fuerza de los jóvenes que rechazaron el mito de la apatía de su generación, que dejaron atrás sus casas y sus familias para hacer trabajos que les procuraron poco dinero y menos sueño.

Adquirió fuerza de las personas no tan jóvenes que hicieron frente al gélido frío y el sofocante calor para llamar a las puertas de desconocidos y de los millones de estadounidenses que se ofrecieron voluntarios y organizaron y demostraron que, más de dos siglos después, un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo no se ha desvanecido de la Tierra.

Esta es su victoria.

Y sé que ustedes no lo hicieron sólo para ganar unas elecciones. Y sé que no lo hicieron por mí. Lo hicieron porque entienden la magnitud de la tarea que queda por delante. Mientras celebramos esta noche, sabemos que los retos que nos traerá el día de mañana son los mayores de nuestras vidas: dos guerras, un planeta en peligro, la peor crisis financiera desde hace un siglo.

Mientras estamos aquí esta noche, sabemos que hay estadounidenses valientes que se despiertan en los desiertos de Iraq y las montañas de Afganistán para jugarse la vida por nosotros.

Hay madres y padres que se quedarán desvelados después de que sus hijos se hayan ido a dormir y se preguntarán cómo pagarán la hipoteca o las facturas médicas o ahorrarán lo suficiente para la educación universitaria de sus hijos.

Hay nueva energía que aprovechar y nuevos puestos de trabajo que crear, nuevas escuelas que construir y amenazas que enfrentar y alianzas que reparar.

El camino por delante será largo. La subida será empinada. Puede que no lleguemos en un año ni en un mandato. Sin embargo, Estados Unidos, nunca he estado tan esperanzado como estoy esta noche de que llegaremos.

Les prometo que, nosotros, como pueblo, llegaremos.

Habrá percances y falsos comienzos. Hay muchos que no estarán de acuerdo con cada decisión o política que haga como presidente. Y sabemos que el gobierno no puede solucionar todos los problemas.

Pero siempre seré sincero con ustedes
sobre los retos que afrontamos. Les escucharé, sobre todo cuando estemos en desacuerdo. Y sobre todo, les pediré que participen en la labor de reconstruir este país, de la única forma en que se ha hecho en Estados Unidos durante 221 años, bloque por bloque, ladrillo por ladrillo, mano encallecida sobre mano encallecida.

Lo que comenzó hace 21 meses en pleno invierno no puede terminar en esta noche de otoño. Esta victoria en sí misma no es el cambio que buscamos. Es sólo la oportunidad para que hagamos ese cambio. Y eso no puede suceder si volvemos a las cosas como eran.

No puede suceder sin ustedes, sin un nuevo espíritu de sacrificio.

Así que convoquemos un nuevo espíritu de patriotismo, de responsabilidad, en que cada uno echa una mano y trabaja más y se preocupa no sólo de nosotros mismos sino el uno del otro.

Recordemos que, si esta crisis financiera nos ha enseñado algo, es que no puede haber un Wall Street próspero mientras que Main Street (los comercios de a pie) sufren.

En este país, avanzamos o fracasamos como una sola nación, como un solo pueblo. Resistamos la tentación de recaer en el partidismo y mezquindad e inmadurez que han intoxicado nuestra vida política desde hace tanto tiempo.

Recordemos que fue un hombre de este estado quien llevó por primera vez a la Casa Blanca la bandera del Partido Republicano, un partido fundado sobre los valores de la autosuficiencia y la libertad del individuo y la unidad nacional.

Esos son valores que todos compartimos. Y si bien el Partido Demócrata ha logrado una gran victoria esta noche, lo hacemos con cierta humildad y la decisión de curar las divisiones que han impedido nuestro progreso.

Como dijo Lincoln a una nación mucho más dividida que la nuestra: no somos enemigos, sino amigos. Aunque las pasiones pesen, no deben romper nuestros lazos de afecto.

Y a aquellos estadounidenses cuyo respaldo me queda por ganar, puede que no haya obtenido su voto esta noche, pero escucho sus voces. Necesito su ayuda. Y seré su presidente, también.

Y a todos aquellos que nos ven esta noche desde más allá de nuestras costas, desde parlamentos y palacios, a aquellos que se juntan alrededor de las radios en los rincones olvidados del mundo, nuestras historias son únicas, pero nuestro destino es compartido, y llega un nuevo amanecer de liderazgo estadounidense.

A aquellos dispuestos a derribar el mundo, les derrotaremos. A aquellos que buscan la paz y la seguridad, los apoyamos. Y todos los que se preguntan si el faro de Estados Unidos aún sigue brillando intensamente, esta noche hemos demostrado una vez más que la verdadera fortaleza de nuestro país no se deriva del poder de nuestras armas ni del alcance de nuestra riqueza, sino del poder perdurable de nuestros ideales: la democracia, la libertad, la oportunidad y la implacable esperanza.

Allí está la verdadera genialidad de Estados Unidos: que Estados Unidos puede cambiar. Nuestra unión se puede perfeccionar. Lo que ya hemos logrado nos da esperanza con respecto a lo que podemos y tenemos que lograr mañana.

Estas elecciones tuvieron muchas primicias y muchas relatos que se contarán durante generaciones. Pero una que tengo en mente esta noche trata de una mujer que emitió su papeleta en Atlanta. Es una mujer parecida a los millones que hicieron colas para hacer oír su voz en estas elecciones, salvo por una cosa: Ann Nixon Cooper tiene 106 años.

Nació sólo una generación después de la esclavitud; en una era en la que no había automóviles en las carreteras ni aviones en el cielo; cuando alguien como ella no podía votar por dos razones: porque era mujer y por el color de su piel.

Y esta noche, pienso en todo lo que ella ha visto durante su siglo en Estados Unidos- la desolación y la esperanza, la lucha y el progreso; las veces que nos dijeron que no podíamos y la gente que se esforzó por seguir adelante con ese credo estadounidense: sí podemos.

En tiempos en que las voces de las mujeres fueron acalladas y sus esperanzas descartadas, ella sobrevivió para verlas levantarse, expresarse y alargar la mano hacia la papeleta. Sí podemos.

Cuando había desesperación y una depresión en todo el país, ella vio cómo una nación conquistó el propio miedo con un Nuevo Acuerdo, nuevos empleos y un nuevo sentido de propósitos comunes.

Sí se puede.

Cuando las bombas cayeron sobre nuestro puerto y la tiranía amenazó al mundo, ella estaba allí para ser testigo de cómo una generación respondió con grandeza y la democracia fue salvada.

Sí se puede.

Ella estaba allí para los autobuses de Montgomery, las mangueras en Birmingham, un puente en Selma y un predicador de Atlanta que dijo a un pueblo: "Lo superaremos".

Sí se puede.

Un hombre llegó a la luna, un muro cayó en Berlín y un mundo se conectó a través de nuestra ciencia e imaginación.

Y este año, en estas elecciones, ella tocó una pantalla con el dedo y votó, porque después de 106 años en Estados Unidos, durante los mejores tiempos y las horas más oscuras, ella sabe cómo Estados Unidos puede cambiar.

Sí se puede.

Estados Unidos, hemos llegado tan lejos. Hemos visto tanto. Pero queda mucho más por hacer. Así que, esta noche, preguntémonos: si nuestros hijos viven hasta ver el próximo siglo, si mis hijas tienen la suerte de vivir tanto tiempo como Ann Nixon Cooper, ¿qué cambio verán? ¿Qué progreso habremos hecho?

Esta es nuestra oportunidad de responder a ese llamado. Este es nuestro momento.

Este es nuestro momento, para dar empleo a nuestro pueblo y abrir las puertas de la oportunidad para nuestros hijos; para restaurar la prosperidad e impulsar la causa de la paz; para recuperar el sueño americano y reafirmar esa verdad fundamental, que, de muchos, somos uno; que mientras respiremos tenemos esperanza. Y donde nos encontremos con cinismo y dudas y aquellos que nos dicen que no podemos, contestaremos con ese credo eterno que resume el espíritu de un pueblo: sí podemos.

Gracias. Que Dios los bendiga y que Dios bendiga a los Estados Unidos de América".

jueves, 10 de julio de 2008

Mejora el sentimiento de felicidad en algunos paises

Según esta encuesta el sentimiento de felicidad en el mundo ha mejorado. ¿Cree usted que es cierto?

AFP - jueves, 10 de julio, 09.40
WASHINGTON (AFP) - El sentimiento de felicidad en el mundo muestra una mejoría en unos 50 países evaluados entre 1981 y 2006, según un estudio realizado por Michigan Institute for Social Research y publicada en la edición de julio de Perspectives of Psychological Science.
El sentimiento de felicidad está en alza en 40 de los 52 países en los que fueron recolectados los datos.
Dinamarca encabeza la lista en cuanto a una mejor percepción de la felicidad, mientras que Zimbabue muestra luz roja.
Esta encuesta, titulada 'World Values Surveys', muestra que en India, Irlanda, México, Puerto Rico y Corea del Sur se es mucho más feliz en 2006 que en 1981.
La tasa de felicidad conoce una mejora menor en otros 14 países, incluidos nueve europeos como Francia, Italia, España o Suecia. En este grupo, donde los habitantes sienten un ligero avance en el alcance de la felicidad, también se encuentra Canadá, China, Argentina y Japón. En Estados Unidos, Suiza y Noruega, la percepción de la felicidad quedó estancada.
"Felicidad y satisfacción progresan de manera drástica cuando pasamos un límite de pobreza que sólo permite subsistir a un nivel modesto de seguridad económica", afirma el estudio. "En el seno de las sociedades ricas, un aumento adicional de los ingresos está apenas ligado a un mayor sentimiento de bienestar", agrega el informe.
La felicidad de los habitantes de un país está con frecuencia más relacionada con el grado de democracia de su régimen, afirma el principal autor del documento, Ronald Inglehart. "Los resultados muestran bien que las sociedades más felices son aquellas que dan a la gente la libertad de elegir su tipo de vida", agregó, subrayando que las sociedades democráticas y tolerantes como las de Dinamarca, Islandia, Suiza, Países Bajos y Canadá son parte de la lista de los 10

lunes, 31 de marzo de 2008

EEUU descalifica a RD para fondos Cuenta del Milenio

Por: Candida Acosta

SANTO DOMINGO.- República Dominicana y Guatemala figuran en el Departamento de Estado de los Estados Unidos como los dos únicos miembros del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Centroamérica (DR-Cafta) que continúan sin poder acceder a los fondos que otorga el gobierno norteamericano a los países en desarrollo para enfrentar los desafíos de la pobreza mediante la Cuenta del Milenio, al no cumplir con indicadores de gobernabilidad, corrupción y mejora de la calidad de vida de la población.
José E. Signoret, director de la Oficina del Fortalecimiento de Capacitación Comercial (TCB) de la Oficina del Representante Comercial de los Estados Unidos (USTR), dijo en una entrevista para LISTÍN DIARIO, que Estados Unidos ha donado US$10 millones anual a República Dominicana y a Guatemala, “dos países que no han cumplido con el acuerdo de Cooperación del Milenium Corporation”. Signoret coordina los temas en América Latina y el Caribe y colabora con el Departamento de Investigación de la Comisión de los Estados Unidos para el Comercio Internacional.
Dijo que República Dominicana no puede acceder a los fondos porque tiene que cumplir algunos criterios para ser elegible a la Cuenta del Milenio y con indicadores sobre corrupción, inversión en salud y educación, “que son en los que República Dominicana tiene las mayores dificultades relativo a los criterios de selección”.
El funcionario estadounidense explicó que República Dominicana entró en el renglón de naciones con ingreso per cápita más alto que Honduras y Nicaragua y por tanto tiene que cumplir requisitos por encima de la media en una serie de indicadores que son críticos, y en los cuales algunos tienen que ser satisfechos y otros son opcionales.
“Son casi 20 indicadores. No es que tengan que pasar los 20, pero hay algunos que son críticos y esos que son críticos la República Dominicana no los ha podido satisfacer en el nuevo grupo que está, en el grupo de países bajos pero con ingresos un poquito más altos”, reveló Signoret en el marco de la entrevista efectuada en el “Centro Franklyn”, de la embajada estadounidense en el país.
El reporte último fue dado a conocer entre octubre y noviembre de 2007, dijo Signoret, quien al ser preguntado si los resultados han mejorado desde 2005, precisó que los indicadores no se han movido mucho y que “el problema es que se han mantenido más o menos igual”.
Precisó que es posible que muchas de las acciones que se están implementando en el Gobierno dominicano para mejorar su posición puedan tomarse su tiempo para que se reflejen en los estudios.

Principales criterios

Los tres criterios más importantes que se toman en cuenta son la gobernabilidad, la parte económica y la otra categoría es el área social (educación y salud), afirmó el asesor de políticas económicas de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), Dutyy D. Greene, que estuvo presente en la entrevista.
Greene destacó los avances del país en el ambiente de negocios, al lograr reducir la cantidad para formalizar el inicio de un negocio y se está trabajando bien. “Donde tiene su problema es en el indicador de corrupción”.
El origen de la MCA La Corporación Reto del Milenio (MCC) fue establecida el 23 de enero de 2004 para administrar la Cuenta del Milenio “Millennium Challenge Account (MCA)”, un nuevo programa de ayuda exterior cuyo propósito es hacer más efectiva la ayuda estadounidense para mejorar las economías y niveles de vida en países en desarrollo calificados. El Congreso estadounidense autorizó para el primer año de la MCA casi 1,000 millones de dólares. La nueva cuenta MCA busca recompensar las decisiones correctas de políticas que apoyen el desarrollo económico y reduzcan la pobreza. Aplica a países en desarrollo que demuestren un firme compromiso con respecto a: Buena administración. Extirpar la corrupción, defender los derechos humanos y cumplir los preceptos de la ley son condiciones fundamentales para un desarrollo exitoso.

domingo, 6 de enero de 2008

Un informe cuestionable

El Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL), acaba de publicar el informe titulado "Democracia, mercado y transparencia" correspondiente al año 2007, documento que "mide" el ranking de los países que mejor permiten las libertades democráticas, la economía de mercado y la transparencia gubernamental.
Sin embargo, las nociones políticas en que se sustenta la metodología de ese informe esconde realidades que seguramente cambiarían el cuadro de los resultados expuestos por CADAL y, en consecuencia, negarían la objetividad y validez del instrumento de medición, pues no todo desempeño "formal" de un país que permite libertades democráticas (multipartidismo, etc.) y que tiene una economía de mercado (productores privados y libre oferta y demanda), ejerce la gestión de gobierno de manera transparente. Tal es el caso de la República Dominicana y de la mayoría de los países latinoamericanos, por citar un ejemplo conocido.
Por otra parte, el informe no considera cifras que reflejen la inversión social (gasto anual de los presupuestos nacionales destinados a salud, educación, seguridad social) o indicadores que resultan de esa inversión social: tasa de mortalidad infantil, de escolaridad, etc.
En suma, los lectores pueden sacar sus propias conclusiones leyendo el texto original en http://www.cadal.org/ , pero a mi juicio, medir los índices mediante el Simpaticómetro Político nos ofrecería una realidad menos manipulada.

lunes, 19 de noviembre de 2007

Mi gobierno simpático

Por: Enrique Soldevilla
El primer deber de un gobierno es ser simpático. Nótese que digo de un gobierno y no de un gobernante, pues aunque se trate de un líder carismático y portador de un excelente sentido del humor, su actuación política genuinamente simpática dependerá del sustrato filosófico y de la cultura organizacional del Estado al que representa.

Ejercer la función administrativa de los asuntos del Estado puede llegar a convertirse en un desempeño simpático ante la opinión pública si el liderazgo demuestra cultura, altruismo y voluntad de propiciar el bien común. Porque ser un gobierno simpático resulta de la actitud de compromiso político con la ciudadanía en el sentido de solucionar aquellos problemas apremiantes que afectan a la sociedad en su conjunto, y en particular a los sectores de menores ingresos, a fin de lograr una equidad social lo más justa posible.

El discurso de un gobierno simpático habla del desarrollo del individuo y de la familia, no del de grupos de poder ni del propio Estado. Las creencias sobre la necesidad de un Estado “fuerte” hoy son inoperantes si no se concibe que la fortaleza del Estado contemporáneo viene dada por su capacidad de satisfacer las necesidades básicas del individuo, entre las cuales está la necesidad de libertad. ¿De qué sirve informarnos de que el Estado es “fuerte”, que la “macroeconomía” tiene estabilidad, cuando ese supuesto “logro estadístico” no se traduce en la mesa de una familia ni en la calidad de vida de los individuos?

Un gobierno es simpático si el sistema socioeconómico en que se apoya lo es; cuando su gestión política transcurre a través de un sistema institucional armónico y democrático basado en la ética, en el respeto a la ley, en la transparencia, en la tolerancia de opiniones divergentes y en el altruismo; cuando desde esa institucionalidad el Estado (lo permanente) controla, fiscaliza y vigila al gobierno (lo temporal y cambiante), obligándolo a que su función administrativa del poder sea congruente con los ideales que el sistema socioeconómico persigue.

A la vez, un sistema socioeconómico es simpático cuando los ciudadanos perciben en la praxis gubernamental una sincera voluntad política de crear las bases para el desarrollo sustentable de la nación en una perspectiva a largo plazo; cuando evita la inequidad distributiva que conduce a polarizar la riqueza y la pobreza en extremos insostenibles; cuando ejecuta una inversión social más allá de lo simbólico-político con fines electorales. En suma, cuando establece políticas públicas dirigidas a encauzar un progreso tangible que beneficie al individuo, hombre o mujer, cuya existencia es efímera en términos temporales y por tanto aspira a materializar sus necesidades básicas durante su fugaz paso por la vida.

Un primer paso para que el gobierno comience a ser percibido como simpático es eliminar del presupuesto anual del Estado el subsidio a partidos y movimientos políticos y prohibir que el sector privado contribuya en modo alguno al sustento financiero de los partidos. Al mismo tiempo, declarar en la constitución que el eje de la vida nacional es la actividad económica y no la sistemática actuación política, improductiva y reproductora del círculo vicioso clientelista.

La supresión del financiamiento estatal y privado a las entidades políticas debiera ser el punto de partida del reordenamiento de la convivencia democrática del siglo XXI y generaría sin dudas un sentimiento de beneficio social porque el Estado no se vería impulsado a estrangular a la gente con impuestos irracionales para pagar a clientes políticos y, al mismo tiempo, las partidas presupuestarias que antes se tragaban los partidos ahora se destinarán a la educación, a la salud, al fomento del micro crédito comunitario para que sus habitantes creen la infraestructura básica en sus respectivas localidades. De igual modo el concepto de responsabilidad social corporativa, por ley, debiera enfocarse en las inversiones productivas, fomentadoras de empleos reales y en la creación de infraestructuras locales, dejando atrás el populismo de donativos circunstanciales y simbólicos.

En países de economía abierta, dependientes de las importaciones, el beneficio sería igualmente tangible, porque al suprimir la voracidad fiscal para sufragar la dinámica clientelista, los aranceles se reducirían a niveles mínimos razonables, a fin de evitar procesos inflacionarios que perjudican siempre con mayor rigor a los sectores de menores ingresos.

Es oportuno aclarar que un gobierno simpático no trabaja bajo el enfoque populista de “darle al pueblo” para garantizar voto electoral (otra forma de clientelismo), sino que se basa en un nuevo pacto social mediante el cual el Estado deja de ser asistencialista y proveedor. Se rescata así su función de entidad reguladora de la convivencia ciudadana, además de creador del marco jurídico - económico que incentiva la producción de riqueza y procura la equidad de su distribución.

Sin dudas habrá aceptación si la gente percibe a su gobierno como simpático porque entiende que está estructuralmente enfocado en facilitar el bien común. En este aspecto la institucionalidad emanada de la ley, y el respeto a ésta, constituye un factor crucial para la percepción de simpatía; de lo contrario, en palabras de Fernando Henrique Cardoso, aparece "el riesgo de que la democracia se vuelva populismo; populismo es cuando el líder menosprecia la institución y va directamente a la base".

Por otra parte, un gobierno simpático demuestra ser tal cuando en lo político facilita la democracia participativa, generadora de un sentimiento de utilidad social y de pertenencia a una nación en la que su gente vive convencida de que no necesita emigrar porque su país, a fuerza de cultura y de altruismo político, se convirtió en una potencia simpática mundial, algo muy cercano a la abstracción que solemos llamar felicidad.